Friday, June 25, 2010

VILLA EN TOKiO

Desde Tokio, el centro del mundo, donde me encuentro desde hace unos días, no tengo tiempo para editar entradas ni escribir. Tan sólo acumular fotos, prodigios, asombro e incredulidad ante lo que veo. Tendré que esperar a que se acabe el viaje para empezar a reponerme y a compartir con vosotros lo que he visto. De momento y ante lo que se avecina mañana, una imagen de una revista en un kiosko de la estación de metro de Harajuku. Esperemos seguir siendo portada el sábado. Claro está que por lo que todos esperamos. Por cierto no tengo ni idea de lo que dicen de nosotros. Demasiados kanjis para mí. Japón hoy no duerme y en todas las televisiones hay un reloj con una cuenta atrás para su partido. Juegan contra Dinamarca, otra de mis debilidades. Pero eso, hoy, no viene a cuento.

Que Dios reparta suerte y a Chile silencio y recoja como suyos los versos de Neruda (el niño, él lo intuía, es Torres):

                                          "Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.
                                            Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.

                                            Desde tu corazón me dice adiós un niño.
                                            Y yo le digo adiós."



Friday, June 18, 2010

EL NIÑO BUDA DE HANOI - ハノイボーイの仏像


Yo y un compañero regresamos del trabajo hacia casa una tarde cualquiera. Después de cruzar el brazo de lago que divide los de Truc Bach del Hô Tay tenemos que girar a la izquierda. Allí nos encontramos habitualmente con un cruce batidora, es decir, de esos en que las motos te las puedes encontrar en todas las direcciones y posiciones posibles. De frente, de perfil, a tu espalda, en diagonal o en semicírculos concéntricos. Inopinadamente nos topamos con una hilera de policías que nos cortan el paso. Esto es nuevo. Pretendemos enfilar hacia una calle estrecha que es en cierta manera un atajo para evitar una especie de M-30 pero en viet, o sea un horror de polvo, pitidos y camiones en zig zag. Como ya estamos bastante integrados hacemos lo que haría cualquier vietnamita medianamente previsible que es acceder, a pesar de todo, a la calle cortada por un callejón paralelo. El vietnamita se caracteriza entre otras cosas por una obstinación en hacer su voluntad sin sopesar demasiado las consecuencias. El callejón de marras tiene el pequeño inconveniente de que es en dirección contraria. Pero como aquí no se distinguen muy bien (véase entrada anterior con el vídeo de ida hacia el trabajo) las calles de dirección única de las de doble dirección, pues como que no lo dudamos.

Llegamos a la calle al fin y nos topamos con una procesión. Sí, una procesión. Hanoi sorprende siempre con algo nuevo. La procesión del niño Buda formada por una cohorte de señoras con túnica, algún monje budista solitario, algunos dragones de mentira abriendo el cortejo, una inaudible banda de música con gorras blancas en la cabeza tipo olla exprés (inaudible no por ellos que lo intentaban, sino por lo que venía detrás) y un número desorbitado de motos (esto es lo que venía detrás, en medio y delante) que no se sabía muy bien si eran devotos del niño Buda sobre ruedas o eran simplemente despistados en medio de un atasco de túnicas. Eso sí, cuando llegó el niño Buda a mi altura y le fui a sacar una foto, tengo que confesar que casi se me cayó la cámara.













Thursday, June 10, 2010

TRAZOS DE ESPAÑA EN SÉUL

Trazos de España que me encontré por Séul. El anuncio del torero estaba en un autobús  con el que me doy de bruces nada más salir del aeropuerto. Un poco alucinante. La tarjeta de crédito que anuncia, se supone que para "capear" el gasto, no era de ningún banco español. Un pequeño restaurante en medio de las callejuelas con un curioso nombre "Buen camino". Para que quede claro que no es tan difícil de encontrar, imagino. La equipación de la selección estaba en el escaparate de la tienda de adidas de una de las avenidas principales de Seúl. Zara con una megatienda a punto de inaugurarse en la misma avenida. Por la muchachada adolescente que estaba junto al cartelón parece que era un sitio para quedar. Todavía no han abierto y ya tienen gente en la puerta. Empìezan bien.




Sunday, June 6, 2010

SEÚL - ソウル - 서울

Breve. Muy breve la visita a Seúl para lo que se intuye entre sus calles. La ciudad es inmensa. Llego en el día en el que se celebra el cumpleaños de Buda lo cual según me dicen es signo de buena suerte. Esa noche me acerco por la pagoda donde los habitantes de Seúl celebran una fiesta en su honor. Faroles de colores hacen de techo. Los de color blanco se colocan por las familias para recordar a sus muertos. Cada farol es una persona, se supone. Mucha animación y gente rezando, otros haciendo ofrendas, otros bailando, otros tocando unos tambores enormes.

Día radiante a mi llegada, sol y más sol y las calles del centro vacías (es festivo por el cumpleaños del niño Buda como dije antes) si por centro se entiende barrio financiero/multinacionales/fashiontiendas. Calles pequeñas que paralelas a las avenidas principales están llenas de pequeños restaurantes, tiendas de comestibles, un montón de pequeños negocios y casa bajas de apartamentos. Al día siguiente lloverá. Creo que hay más "centros" pero no me da tiempo a verlos. Alrededor de diez millones de habitantes.  Veinticinco si le sumamos el área metropolitana. La visita se convierte en un ejercicio de interpretación.  No me refiero sólo al idioma sino a los gestos y a los movimientos de la gente, en la comida, en los horarios. El idioma es ininteligible y en muchos sitios el inglés no existe. Incluso con el personal del hotel la conversación es difícil. 

Ciudad limpia, moderna, tecnológicamente superior. Aparentemente sin alma. La noche transforma la ciudad, especialmente el barrio universitario donde una fauna de gente se mueve entre neones y paraguas en una noche de lluvia intermitente. No puedo decir mucho más. Una visita demasiado rápida. La mirada es la mirada de una serie corta de fotografías tomadas al azar.  Hay algunas calles llenas de cafés y librerías que podían ser de cualquier ciudad europea. La visita sirve para fijar posiciones para el futuro. Como aquellos soldados que se adelantan a su ejército para reconocer el terreno y tomar nota de los terrenos propicios para acampar y de los desfiladeros que no hay que atravesar. Tomo nota de los barrios prometedores y de las calles a explorar. Hay ciudades que se resisten a las miradas ajenas y por eso se convierten en un desafío. Seúl es una de ellas.