Sunday, May 6, 2012

32


32 ligas. A once ligas del segundo. Un rincón de la ciudad. Una camiseta. En la frontera del mundo. Estos días se ven más. Parece increíble pero se saben todo. Lo celebro con el barman del Angelina. Un madridista llamado Lien y que, uno más, tiene como ídolo a un tal Raúl. Igual que Hà, que un poco más y se sabe los nombres de sus hijos. Y eso que cuando ella nació, Raúl ya había debutado contra el Zaragoza. Lien ve más partidos que yo. Tiene truco porque él trabaja de noche y llega a casa a las tantas. A tiempo de recostarse en la madrugada de Indochina para ver a sus ídolos y cerrar los ojos a eso de las cinco o las seis. A mí me queda el consuelo de abrir el ordenador. Leer los titulares. Y este año, las más de las veces, sonreir. Salvo el día en que Cristiano pidió tranquilidad después de marcar tras pase de Ozil. Estábamos Eugenio y yo despiertos en un bar perdido en el Old Quarter y no hubo que esperar a que saliera el sol.